Tardecita

Me levanté súper temprano, algo raro, dejé el móvil y caminé un montón, me sentía un poco perdida pero a medida que avanzaban las horas mi humor iba mejorando. Busque los papeles para la beca, visité a mi madrastra y de paso me topé con un lugar súper bello.

Un lugar de empanadas colombianas, me senté por 1 hora y hablé un poco con la chica del local, las empanadas sabían riquísimo, le prometí volver y ella me pasó su número… Ya no me sentía tan sola, me acompañaba una brisa fría, los humos de los carros y una botella de agua media vacía. Cerré los ojos por unos segundos y cuando los abrí frente a mi apareció la ruta de autobuses para punta cana, me dieron ganas de subirme con lo poco que llevaba y empezar desde cero, sin embargo, la vida real no es igual que los libros o pelis, es tan diferente y siempre debes saber donde pisas para que no te hundas.

Visité a la luz de mi vida Amy. Hacia tiempo que no pasaba tiempo con mi familia. Me tomé una taza de café con mi tía, no recordaba la última vez que lo había tomado… ¿2 años? maybe. A veces nos perdemos en boberías que nos pasan y nos olvidamos de lo más importante que es la familia. Amy, tia y yo fuimos al patio y tumbamos algunas cerezas, nos reímos, nos quejamos de unas cosas y ya no me sentía perdida, sino que estaba en un lugar que siempre será mi casa: mi familia. Tomé algunas fotos del árbol de cereza y quiero compartirlo con ustedes.

Mi prima Mabel, la madre de Amy tomó las fotos.

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